co
er el material de
ue
o
e un co
or, ta
ero
e
ue
o en el centro, saco
de botín en la primera
asa, emp
azar e
iom
o
poner detrás de él los
brillantes
el cubilete
l
r
n
i
0
4
rill
n
ajo e
cu
i
ete
itar los cubiletes
or
urnos
ESPAÑOL
El juego
l comenzar una ronda, los jugadores ocultan bajo sus
cubiletes de cero a cuatro brillantes, sin
ue los demás les
ean. A continuación, un
u
a
or tras otro a
ita su cu
i
ete.
Lo importante ahora es aguzar el oído, pues todos los
ugadores deben adivinar por el sonido cuántos brillantes
a
en tota
a
o ca
a uno
e
os cu
i
etes e ir sumán
o
os
entalmente para obtener la suma total
nal. Esta suma es el
úmero secreto que abre la caja fuerte
uien
a
a a
ivina
o esa suma,
e
erá avanzar con su saco
e botín hasta la siguiente casa. ¿Quién llegará hasta la última
casa convirtiéndose así en el descodifi cador de cajas fuertes
ás astuto
anando en esa competición el trofeo dorado de
los destripadores de cajas
uertes?
Preparativos
ada jugador se queda con un cubilete, un biombo y un disco
iratorio
e
mismo co
or. Pone
e
ta
ero
e juego en e
centro
e
a mesa
co
oca
vuestro saco
e
otín en
a casa
ue tiene el número uno. Devolved a la caja el material de
uego so
rante
o
ocaos
e
ante ca
a uno vuestro
iom
o
escon
e
etrás
uestro cubilete y los brillantes, de manera que nadie los
ue
a ver
¿Cómo se juega?
Vais a jugar por turnos en e
senti
o
e
as agujas
e
re
oj.
niciará
a primera ron
a e
u
a
or que ten
a
a
uc
a más
rande. Si no os podéis poner de acuerdo, iniciará la ronda el
uga
or más pequeño.
Vais a
u
ar varias ron
as. A
comienzo
e una ron
a,
os
ugadores ponen sus brillantes tras el biombo. A continuación,
ca
a uno tapa
ajo su cu
i
ete e
número
e
ri
antes que
uiera (de cero a cuatro)
, con mucho cuidado, lo desplaza
a un lado de su biombo para que todos puedan ver ahora el
i
.
hora, el
u
ador que inicia la ronda a
ita con
uerza el
cubilete de un lado a otro sin levantarlo. A continuación
los
emás juga
ores, por turno, agitarán tam
ién sus respectivos
cubiletes. Se puede escuchar per
ectamente el
olpeteo de los
rillantes bajo el cubilete. ¡Oye cuántos van